Sistema de Ayuda a la Dependencia y
la Autonomía Personal, Ley 2006.
Cuando hablamos de ley
de dependencia nos referimos a un carácter permanente, en donde se encuentran las personas que, por razones
derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad y ligadas a la falta o a
la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, necesitan la atención
de personas que les ayuden a realizar las actividades básicas de la vida
cotidiana.
A partir del
nombramiento y la existencia del Sistema de Ayuda a la Dependencia y a la
Autonomía Personas, ley 2006 han surgido frustraciones, éxitos y necesidades de
la misma.
Para comenzar desde mi
punto de vista voy a señalar algunas frustraciones que surgieron durante la
aplicación de esta ley en nuestro país.
La edad a la que
aparece la dependencia, también se ha retrasado, es decir, ha descendido la
probabilidad de padecerla hasta edades más tardías. La ley de dependencia no ha respondido a las
expectativas creadas.
No se ha tenido en
cuenta a las personas que sufren alguna discapacidad. La discapacidad afecta al
10 por ciento de la población general, por lo que se ha insistido a las
políticas de las administraciones para que cuenten con las personas que sufren
algún tipo de discapacidad.
La Ley da respuesta a
muchas personas, pero ha estado mal desarrollada, y eso ha generado que las
comunidades no puedan pagarla y que el modelo sea muy complicado.
Queremos corregir estos
problemas porque sabemos que la Ley de Dependencia ha generado mucha
frustración, desencanto y desánimo. Las altas expectativas no se han cumplido.
Consultando datos
estadísticos hay 300.000 dependientes que no reciben ayudas y ayuntamientos y comunidades
deben 1.500 millones a la patronal del sector.
La ley de dependencia,
fue aprobada el 20 de abril de 2006 por el Consejo de Ministros y el 30 de
noviembre de 2006 fue aprobada de forma definitiva en el Pleno del Congreso de
los Diputados con una amplia mayoría. Dicha ley atiende a 600.000 personas que
no pueden valerse por sí mismas.
Supone un importante
logro social, puesto que implica que las diferentes Administraciones públicas
han de comprometerse a atender en todas aquellas personas que requieran ayuda y
apoyos para "poder ejercer sus
derechos de ciudadanía, acceder a los bienes sociales y desarrollar las
actividades más esenciales de la vida diaria", el principal reto de esta
Ley es el de desarrollar políticas de actuación que promuevan la calidad de
vida.
Supone un éxito social,
resultado de las mejores condiciones educativas, sociales y sanitarias que han
logrado reducir la mortalidad a todas las edades de la vida. Pero además, la
edad a la que aparece la dependencia, también se ha retrasado, es decir, ha
descendido la probabilidad de padecerla hasta edades más tardías, por tanto,
podemos predecir que, implantado políticas de promoción de la salud y
prevención de la dependencia, podría lograrse que los años de vida ganados
puedan ser, años con salud, sin dependencia.
Esta ley desde su
aprobación hasta hoy día ha tenido muchos obstáculos, al principio se vió como
una genial idea del presidente del gobierno que gobernaba durante la época y
que estarían seguro de que muchas personas se beneficiarían de dicha ley. Años después ésta está generando disputas por
que está teniendo problemas de financiación y están surgiendo así
enfrentamientos entre el gobierno y partidos políticos con otros ideales.
Son muchos los cientos
de personas que esperan las ayudas prometidas, y que ven cómo debido a la
crisis económica, dinero que iba destinado a la consecución de esta ley ha sido
destinado a otros fines.
La ley de dependencia
no satisface muchas necesidades de los discapacitados.
Las esperas y los
retrasos de la elaboración de los planes individuales y en la concesión de las
ayudas han sido hasta ahora el principal motivo de queja, pero no el único.
Cuando a las familias se les comunica el tipo o la cuantía de la ayuda no
necesariamente se sienten satisfechas.
Las administraciones
empezaron por reconocer que el número de peticiones de ayuda a la dependencia
superaba sus previsiones.
Necesidades de
titulación y formación del personal en atención a la dependencia.
Una de las necesidades
más importante, aunque perjudique a muchas personas la ley de dependencia hay que pararla y
revisarla…No es posible que todos reciban ayudas públicas. Pero para eso es
necesario que los grupos políticos se pongan de acuerdo.
Las familias no tienen
ingresos para hacer frente a los costes elevados que requiere una atención
integral como la que necesitan las personas con más dependencia.
Nuestro objetivo es
poner sobre la mesa la necesidad de atención personalizada y reforzar la
autoestima de los mayores.